Brisbane – Segunda (Y ultima parte)

Con la llegada de Loli a Brisbane, salimos a festejar este nuevo encuentro y ultimo día acá juntas en Australia. Así fue que fuimos para un barrio conocido por sus bares y restaurantes.

Nos sentamos a charlar mucho con cerveza de por medio. En un momento con Angie vamos a comprar la comida, volvemos y vemos a Loli acompañada de un señor bastantes mayor, podría ser el padre de cualquiera de nosotras (no se enojen padres por llamarlos mayores). El señor muy simpático vio a Loli sola y se acerco a charlarle. Luego de la comida, le preguntamos a este señor como llegar a cierto boliche que nos habían dicho que era el que se ponía. El señor nos dice que mejor tomarnos un taxi, pensamos en las fortunas que podría salir ese viaje, y le dijimos si nos podía explicar como llegar pero caminando. El amoroso del señor, que trabaja en el rubro construcción, nos dio plata. Si, nos dio 10 dólares para que nos vayamos en taxi. Nosotras le tratamos de rechazar la plata, nos vio cual mendigas y no hubo caso y tuvimos que aceptar su “donación.” Este señor se llama Shine, a continuación la foto para que lo conozcan. Personaje que será recordado por siempre.

Esa misma noche y en ese mismo bar, nuevamente preguntando como llegar, terminamos acompañadas por dos australianos (no imaginen esos surfers potros, porque no lo eran, pero si buena gente) que los amorosos se coparon charlando con nosotras e invitándonos cervezas. Nosotras copadas, pero llego un momento que tuvimos que declinar su invitación porque si no no llegábamos al boliche y nos divertía ir. Así que fuimos, boliche divino, con mucho hombre con lomo y tatuajes (acá va mucha la onda de tatuarse y mucho). Parecía ser un boliche de rugbiers donde había mucho maori.

Luego de un poco de dancing ya muy cansadas, emprendimos la vuelta al hotel (atención hotel y no hostel). Volvimos caminando como 20 cuadras, la caminata era primero por un parque divino, que tenia una laguna, y después cruzamos por lo que seria Retiro de Buenos Aires, pero imaginen que acá no pasa nada, no hay mendigos y ni hablar de chorros. Obvio que yo siempre con un poquito de miedito, pero después de esto me convenzo que acá no pasa nada. Es muy seguro y te da tranquilidad caminar por cualquier lugar.

Al otro día nos levantamos, desayunamos y nos despedimos de lo que fue compartir una partecita de nuestro viaje con Loli. Que lindo Lo!! Tomamos el tren rumbo al Domestic Airport para partir hacia Airlie Beach, que ya les contaremos.